sábado, 30 de abril de 2011

Periódico Granada Hoy, 16 de abril

Convierten en 'centro social okupado' un edificio que llevaba diez años abandonado y anuncian actividades para todos · El precedente más cercano ocurrió en el Realejo.

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Guillermo Ortega / granada


Llevaba casi diez años abandonado y ahora es un centro social okupado (CSO). Se trata de un edificio de seis plantas de la calle Joaquín Costa, a espaldas de la Gran Vía y a tiro de piedra de la calle Reyes Católicos, lo que quiere decir de lo más céntrico.

El inmueble, que en su día albergó a un buen número de oficinas y despachos de profesionales, fue perdiendo vida progresivamente. Desde hace un año, cuando cerró un bar de tapas que hacía esquina con el callejón que rodea el solar, sólo quedaban en pie dos locales comerciales en la planta baja.

Ayer apareció con otra imagen. No tiene balcones a la calle, pero en cambio sí abundan las ventanas, que alguien (es de suponer que los okupantes) se preocupó de limpiar, que buena falta le hacían, por cierto.

De algunas de ellas cuelgan ahora carteles que anuncian que en breve serán aulas de baile, salas de juegos, talleres de risoterapia... Hasta anuncian la apertura de un bingo allí dentro. En otros carteles se avisa a la vecindad que se trata de un centro social abierto a todos, que cualquiera que vaya será bienvenido.

Por si el mensaje no ha quedado claro con esos pequeños carteles, hay otro bastante más espectacular que cuelga de la fachada principal y mide más de tres metros de largo. En el mismo se informa de que el edificio llevaba una década abandonado pero que ellos (que no se identifican como ningún colectivo en concreto) han optado por "darle vida y color" y convertirlo en un CSO donde se realicen actividades donde todo el que se apunte podrá participar. Apunta además que será un centro donde se ejercerá la igualdad y se rechazará la imposición.

El mensaje es muy propio del movimiento okupa, que en ese mismo e inmenso cartel se identifica con un logotipo.

Este tipo de actuaciones en edificios vacíos no es del todo infrecuente en Granada. Dos de los más recordados fueron la Casa del Aire, en la calle Marqués de Falces, una bocacalle de la Gran Vía, y la Fábrica de Sueños, un inmueble de dos plantas y terrazas en la calle Damasqueros, en pleno corazón del Realejo.

En ese mismo barrio también hubo okupas en la Cuesta del Pescado, aunque en ese caso el edificio lo utilizaban más como lugar para vivir que para trabajar en talleres diversos, que era a lo que se dedicaba la Fábrica de Sueños.

Otro centro social muy conocido se ubicaba en la Cuesta de Gomérez, camino de la Alhambra, y, al igual que los mencionados, tuvo un final previsible: los dueños de las fincas demostraron que eran sus titulares y consiguieron en los juzgados órdenes de desahucio que los agentes del Cuerpo Nacional de Policía se encargaron de llevar a la práctica.

Con escenas igualmente previsibles: protestas y resistencia por parte de los okupas, que cuando el desalojo de la Cuesta del Pescado hasta se plantaron en la puerta del Ayuntamiento, tirando de sus colchones y dispuestos a acampar allí mismo si nadie daba solución al problema de la vivienda. Y corearon dos de sus lemas preferidos: 'Casas vacías y gente sin casa' (que puede ser demagógico pero sin duda es cierto) y 'Un desalojo, otra okupación'. Así ha sido.


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